Avanza proyecto de recuperación del tren transandino del sur, cuyo lema ahora es “Que vuelva el tren”.
Neimar Claret Andrade
Definitivamente que cuando se está motivado para alcanzar una meta, se trabaja sin descanso, pero con un gran gusto, en lograr los objetivos y, una muestra de ello, es lo que está haciendo el grupo de la ONG Brotes, alrededor del proyecto de la recuperación del tren transandino del sur, pues además de todas las reuniones sostenidas con representantes de los sectores públicos y privados, tanto nacionales como internacionales, ya hicieron el levantamiento técnico y gráfico de las estaciones patrimoniales que se proponen rescatar y que son Victoria, PÚA, Manzanar, Cullinco, Selva Oscura, Cautín, Rariruca, Curacautín, Malacahuello, Lonquimay y Sierra Nevada.
La información fue dada a conocer por Max Monreal Kloetzer, presidente ONG Brotes, quien explicó que el presentado fue el primer informe técnico y fotográfico actualizado que se ha hecho del Ramal PÚA a Lonquimay y sus estaciones, trabajo que “demuestra el compromiso, seriedad y profesionalismo con que se debe tomar este tema y materias pertinentes”.
QUE VUELVA EL TREN
“Hay que volver a entregarles esperanza —indicó— a cada uno de esos miles de trabajadores que fueron parte de la historia del tren. Que vuelva el tren, será nuestra consigna de aquí en adelante, que vuelva el tren, integrando territorios, uniendo destinos y acercando a las personas a una vida más social y un poco menos comercial. De todos depende decidir qué y cómo es la forma en que queremos convivir y relacionarnos para adelante. Construir buena vecindad vinculándonos a este hilo conductor es, a nuestro juicio, el primer gran paso y la manera de recuperar una convivencia sana y en armonía”.
Del informe realizado se desprende que la mayoría de las estaciones están con un buen grado de conservación, por lo que la inversión para ponerlas en funcionamiento no sería tan grande como si fueran a ser construidas desde cero. Sn embargo hay otras que habrá que reconstruir en su totalidad como, por ejemplo, las de Sierra Nevada, Rariruca y Villa Cautín.
Finalmente, es importante destacar que este informe se realizó, de acuerdo con Monreal, con la finalidad de “sensibilizar, como nosotros fuimos conmovidos, por los vestigios mudos que se encuentran dentro de las zonas más olvidadas de la región de La Araucanía, pero que fueron y son un símbolo de prosperidad”.
Fuente: Las Noticias de Malleco